FILOSOFÍA Semana N° 18
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Filosofía: Antropología Filosófica, Origen y Esencia del Hombre
En esta última semana, la semana número 18, nos enfocaremos en el tema de la Antropología Filosófica. Comencemos como lo hemos hecho con otras disciplinas filosóficas, analizando cuál es el objeto de estudio de la Antropología Filosófica. La etimología de la palabra “antropología” proviene del griego “anthropos”, que significa hombre, y “logos”, que significa estudio o teoría. Por lo tanto, etimológicamente, la Antropología Filosófica se define como la disciplina que estudia al hombre. Anotemos esto en la pizarra.
Recuerden que la Filosofía es una disciplina problemática, y en este sentido, se ocupa de discutir problemas. Haremos un repaso general de las disciplinas filosóficas que hemos estudiado anteriormente. La Sociología y la Gnoseología se ocupaban del conocimiento y discutían problemas como la posibilidad, el origen, la esencia y la verdad.
Luego, la Epistemología se enfocaba en la ciencia, analizando los pasos del método científico y las funciones de la ciencia. Posteriormente, la Axiología y la Geología se centraban en el valor, discutiendo si este depende del sujeto o del objeto. Finalmente, la semana pasada vimos el tema de la Ética, que se ocupa de estudiar la moral y el problema fundamental del bien.
Una vez que entendemos que la Antropología Filosófica tiene como objeto de estudio al hombre, debemos comprender los problemas que se discuten en esta disciplina. Hay varios problemas, pero nos centraremos en cuatro. Primero, ¿qué es el hombre en sí mismo? Segundo, ¿cuál es la esencia del hombre que lo distingue de otros seres y animales? Tercero, ¿cuál es el origen del hombre? ¿Fue creado por Dios o es producto de la evolución? Cuarto, ¿cuál es el sentido de la vida humana? Algunos creen que la vida carece de sentido. En esta clase, responderemos a las preguntas dos y tres, es decir, abordaremos el problema del origen y la esencia del hombre.
Comenzaremos investigando el problema del origen, que se expresa en la pregunta: ¿cuál es el origen del hombre? Esta pregunta es filosófica en el sentido de que trasciende épocas y culturas. A lo largo de la historia, personas de diferentes lugares y tiempos se han planteado esta pregunta. Seguramente, en algún momento de nuestras vidas, también nos hemos cuestionado sobre esto.
En el colegio, generalmente, se nos dio una respuesta basada en la religión cuando preguntamos a nuestros padres de dónde venimos y cuál es el origen del hombre. La respuesta religiosa es que el hombre ha sido creado por Dios. Podemos ver esta postura representada en el cuadro de Miguel Ángel llamado “La Creación de Adán”. En este cuadro, se muestra cómo Dios crea al hombre, y esto refuerza la idea de que el creacionismo defiende la idea de que el hombre fue creado por Dios y que no ha cambiado a lo largo del tiempo, lo cual se conoce como fijismo.
En filosofía, los representantes de esta posición filosófica son los intelectuales allegados a la religión. En la filosofía medieval, donde la religión dominaba, se consideraba que la filosofía era la sierva de la teología. San Agustín de Hipona, uno de los máximos representantes de la filosofía medieval, sostenía que el hombre se asemeja a Dios porque también tiene cuerpo y alma. Según San Agustín, el hombre es cuerpo y alma, y esta idea se basa en el dualismo platónico. Para él, nos parecemos a Dios porque tenemos alma, espíritu.
Por otro lado, Santo Tomás de Aquino, perteneciente a la escolástica, también consideraba que el hombre es cuerpo y alma. Sin embargo, para él, el cuerpo es la materia y el alma es la forma. Esta concepción se basa en la teoría de la sustancia de Aristóteles. En resumen, según el creacionismo, Dios crea al hombre a su imagen y semejanza, y nuestra semejanza a Dios radica en tener alma, ya sea como espíritu o como forma.
Por otro lado, la ciencia también ofrece una respuesta al origen del hombre, conocida como evolucionismo, ya que el hombre es producto de la evolución. Si bien la figura más conocida en relación con la evolución es Charles Darwin, quien es considerado un filósofo cultural pero no un filósofo propiamente dicho, podemos mencionar otros representantes filosóficos del evolucionismo.
Por ejemplo, Herbert Spencer, quien aplicó el concepto de evolución al universo en su totalidad. Según Spencer, el universo evoluciona y, en algún punto, la materia inorgánica se transforma en materia orgánica, y la máxima creación del universo sería el hombre. Además, el hombre forma sociedades que también evolucionan. Para Spencer, la evolución es un concepto que abarca toda la realidad, no solo al hombre. En resumen, el evolucionismo critica el fijismo del creacionismo, ya que sostiene que las características del hombre no se mantienen fijas en el tiempo, sino que han variado a lo largo de la evolución.
Es importante tener en cuenta que al hablar del evolucionismo, no nos referimos exclusivamente a Darwin, quien es reconocido en el ámbito científico. En este contexto filosófico, podemos mencionar a representantes como Herbert Spencer, quien aplicó el concepto de evolución al universo y a las sociedades humanas.
En conclusión, la Antropología Filosófica se encarga de estudiar al hombre y discutir problemas relacionados con su origen y esencia. El creacionismo defiende que el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, mientras que el evolucionismo sostiene que el hombre es producto de la evolución y que sus características han variado en el tiempo. Ambas posturas son representadas por filósofos allegados a la religión y por pensadores científicos.
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El Trabajo y la Esencia del Hombre
En esta clase, abordaremos la interpretación de la evolución desde una perspectiva social, presentada por un filósofo amigo de Marx y cofundador del marxismo, Federico Engels. En su libro “El Papel del Trabajo en el Paso de Mono a Hombre”, Engels sostiene que el trabajo ha sido fundamental en la evolución del ser humano. Explicaré este concepto en la pizarra.
Engels plantea que la evolución puede ser interpretada desde una perspectiva social, donde el trabajo desempeña un papel crucial. Según Engels, el trabajo ha contribuido a la evolución humana en tres aspectos principales. Primero, el trabajo ha ayudado a generar riqueza. En términos económicos, la naturaleza se convierte en riqueza a través de la acción del trabajo humano.
La combinación de naturaleza y trabajo da lugar al capital, tal como Adam Smith lo describiría como dinero. El capital tiene un aspecto monetario (riqueza) y un aspecto físico, que se define como un bien que genera otro bien. En otras palabras, para generar riqueza, se requieren instrumentos y herramientas.
Engels explica que el trabajo ha permitido la liberación de las manos y el desarrollo de nuevas funciones. Inicialmente, las manos humanas evolucionaron para caminar en cuatro extremidades. Sin embargo, a medida que surgió la necesidad de herramientas, el ser humano liberó sus manos y les otorgó nuevas funciones. Además, el trabajo ha impulsado la creación de instrumentos para defender la propiedad, como lanzas, lo que ha llevado a un cambio en la postura al caminar. En lugar de caminar en cuatro extremidades, los seres humanos comenzaron a caminar erguidos, sosteniendo herramientas en las manos.
El tercer cambio importante, según Engels, es que el trabajo es una cuestión social. El ser humano no puede trabajar de forma aislada, sino que requiere la organización del trabajo. En los primeros tiempos, los hombres y las mujeres se dividieron las tareas: la mujer se encargaba de la agricultura y el hombre de otros aspectos.
La organización del trabajo condujo a la necesidad de un lenguaje para la comunicación. El trabajo en sí mismo impulsó el desarrollo del lenguaje, lo que a su vez permitió un mayor crecimiento cerebral. En resumen, Engels argumenta que el trabajo ha jugado un papel fundamental en la evolución humana, ya que ha permitido la producción de riqueza, el desarrollo de nuevas funciones en las manos y el surgimiento del lenguaje.
Luego, pasamos a discutir el problema de la esencia del hombre. La esencia se diferencia de los accidentes en filosofía. Por ejemplo, si consideramos una carpeta, los accidentes son características que pueden cambiar, como el material, el número de patas o el color. Sin embargo, la esencia de la carpeta sería aquello que no puede cambiar sin dejar de ser una carpeta, como la presencia de un tablero. De manera similar, nos preguntamos cuál es la esencia del hombre y qué lo distingue de los demás animales.
Para abordar esta pregunta, recurrimos a la historia de la filosofía y exploramos las ideas de grandes pensadores. Comenzamos con Aristóteles, quien afirmaba que el hombre es un “animal racional”. Según él, la razón y el lenguaje distinguen al hombre de los animales. Aristóteles define la esencia como el género próximo más la diferencia específica. En este caso, el género es “animal” y la diferencia específica es “racionalidad”. El hombre es un animal que posee la capacidad de pensar y comunicarse a través del lenguaje.
Aristóteles también sostiene que el hombre es un “animal político”. Esto significa que el hombre necesita de la sociedad para desarrollarse plenamente en tres sentidos. Primero, el hombre depende de la sociedad para satisfacer sus necesidades económicas. No podemos producir todo lo que consumimos, por lo que necesitamos de otros miembros de la sociedad. Segundo, el hombre se convierte en un ser humano completo solo en sociedad.
Si un niño creciera aislado en la jungla, no adquiriría el lenguaje y las habilidades propias de un ser humano. Finalmente, Aristóteles afirma que el hombre solo puede ser feliz en sociedad, ya que la felicidad requiere la interacción y reconocimiento de otros. Para Aristóteles, el hombre es un ser social por naturaleza, y solo los dioses o los necios podrían creer que no necesitamos de la sociedad.
En resumen, el trabajo ha desempeñado un papel fundamental en la evolución humana, permitiendo la generación de riqueza, el desarrollo de nuevas funciones y el surgimiento del lenguaje. Además, el hombre es un ser social por naturaleza y depende de la sociedad para satisfacer sus necesidades económicas, desarrollarse plenamente como ser humano y encontrar la felicidad. Estos conceptos nos ayudan a comprender la esencia del hombre y su relación con la sociedad.
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Descartes, Marx y Nietzsche – sobre la esencia del hombre
Exploraremos las ideas de tres destacados pensadores sobre la esencia del hombre: René Descartes, Carlos Marx y Friedrich Nietzsche. Comenzamos con Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna, quien sostiene que el hombre es un compuesto de dos sustancias: la res extensa (sustancia material) y la res cogitans (sustancia pensante). Descartes establece así una posición dualista, ya que el hombre está compuesto por dos entidades distintas pero interrelacionadas.
Sin embargo, Descartes se enfrenta al desafío de cómo estas dos sustancias tan diferentes se relacionan entre sí. En su obra “Las pasiones del alma”, Descartes busca ubicar el alma en alguna parte del cuerpo para resolver este problema. Primero considera el corazón, pero luego descarta esta hipótesis y afirma que el órgano fundamental debe ser el cerebro. En particular, Descartes sitúa el alma en la glándula pineal, ubicada en el centro del cerebro. Esta solución ha sido objeto de preguntas de exámenes de admisión.
Luego pasamos a analizar las ideas de Carlos Marx. Según Marx, el hombre es un ser social y su conciencia social depende de las relaciones sociales de producción. Marx distingue entre dos estamentos en la sociedad: la estructura económica y la superestructura ideológica. La estructura económica se refiere a las relaciones sociales de producción, mientras que la superestructura ideológica se relaciona con las formas de pensar. Marx establece que la estructura económica determina la superestructura ideológica, lo que se traduce en la conocida frase: “los hombres piensan de acuerdo a cómo producen”.
Para ilustrar esto, podemos considerar el ejemplo de la propiedad privada en el capitalismo. Aquellos que poseen los medios de producción (burguesía) tienden a estar a favor de la propiedad privada, ya que les permite explotar a los proletarios. Por otro lado, aquellos que no tienen los medios de producción (proletariado) suelen estar en contra de la propiedad privada, ya que son explotados. Las diferentes opiniones de estos dos grupos se explican por su ubicación en las relaciones sociales de producción, según la teoría marxista.
Finalmente, examinamos la perspectiva de Friedrich Nietzsche. Para Nietzsche, el hombre es un ser natural y biológico. A diferencia de los filósofos anteriores que lo veían como un ser espiritual, Nietzsche se basa en las enseñanzas de Darwin para argumentar que el hombre es el animal más elevado de la tierra, pero sigue siendo un animal sujeto a las leyes de la evolución. Nietzsche destaca que existen instintos naturales en el hombre, como la autoconservación y la conservación de la especie. Estos instintos biológicos determinan nuestro comportamiento y modos de pensar.
Sin embargo, Nietzsche critica al cristianismo por reprimir estos instintos naturales. Según él, el cristianismo niega la sexualidad, la afirmación del cuerpo y promueve la igualdad absoluta entre los individuos. Nietzsche considera que esta negación de los instintos naturales enferma al hombre y propone la idea del “superhombre”, un ser que debe superar las limitaciones impuestas por la moral y la religión. El hombre, para Nietzsche, es un puente entre el mono y el superhombre, y debe ser trascendido para alcanzar su verdadero potencial.
En resumen, estos tres filósofos ofrecen distintas respuestas a la pregunta sobre la esencia del hombre. Descartes plantea el dualismo entre la sustancia material y la sustancia pensante, Marx enfatiza la influencia de las relaciones sociales de producción en la conciencia social, y Nietzsche destaca la naturaleza biológica del hombre y la necesidad de superarlo hacia un estado superior.
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Teoría filosófica antropológica de Max Scheler y su contraste con Nietzsche: Reflexiones sobre la libertad y la autonomía existencial
En esta lección de filosofía, exploraremos la teoría filosófica antropológica de Max Scheler y la contrastaremos con la visión de Nietzsche. Mientras que Nietzsche consideraba al hombre como un animal instintivo determinado por sus impulsos biológicos, Scheler sostiene que el hombre es un ser espiritual capaz de dominar sus instintos.
La distinción clave entre ellos radica en la libertad y la capacidad humana para controlar y superar los instintos. Scheler argumenta que el hombre posee libertad porque tiene espíritu, lo que le permite elegir y actuar frente a sus instintos. Para ilustrar esto, se compara el deseo de comer de un perro, que está determinado por su instinto, con el deseo de comer de un ser humano, que puede dominar su instinto y optar por no comer por razones como el ayuno. Además, se introduce la perspectiva de Ernst Cassirer, quien define al hombre como un “animal simbólico”.
Cassirer sostiene que el hombre no puede conocer directamente la realidad, pero sí puede interpretarla a través de un sistema de símbolos que se expresa en disciplinas como la ciencia, el arte, la religión y los mitos. Este sistema simbólico es algo que cada individuo debe interpretar, lo que diferencia al hombre de los animales.
Mientras que los animales reaccionan instintivamente, los seres humanos interactúan y reaccionan a través de sistemas simbólicos. Estos símbolos son arbitrarios y no tienen el mismo significado para todas las personas. Por lo tanto, la forma en que reaccionamos ante los mismos estímulos puede variar según nuestros sistemas de símbolos individuales.
En resumen, tanto Scheler como Cassirer argumentan que el hombre es un ser libre y simbólico, capaz de trascender sus instintos y dar significado al mundo que lo rodea.
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Ejercicios de Filosofía Semana 18
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Antropología Filosófica y la Naturaleza Humana
Se resuelve las preguntas de la semana 18, que abarcan el tema de antropología filosófica. He seleccionado tres preguntas: la pregunta número 2, 3 y 8. Comenzaremos con la pregunta número 2, que plantea lo siguiente:
¿Cuál fue uno de los grandes errores de la filosofía moderna según Federico? La respuesta evidente es que la filosofía moderna erró al definir al hombre como fundamentalmente racional, ya que es evidente que el ser humano se caracteriza, sobre todo, por impulsos vitales e instintos naturales. Por lo tanto, estos no pueden ser negados al momento de concebir la naturaleza humana. ¿Qué pensador definió al hombre como un ser biológico y criticó al cristianismo por negar nuestros instintos? La respuesta correcta es Friedrich Nietzsche.
En la pregunta número 3, se nos pide relacionar la concepción del hombre desarrollada por Marx y Engels con una serie de enunciados. El primero de ellos afirma que el alma inmortal es un elemento diferenciador entre seres humanos y animales. Esta afirmación es falsa, ya que tanto Marx como Engels son materialistas y no consideran que el alma sea inmortal.
¿Quién considera que el alma es inmortal? La respuesta es Platón. Además, otro factor importante para comprender al hombre es su relación con el trabajo. Engels pone énfasis en el trabajo como factor decisivo para la evolución del hombre desde el mono, hasta el punto de afirmar que el trabajo ha creado al hombre.
La pregunta número 4 defiende la tesis de que el ser humano está conformado por dos sustancias. ¿Quién defiende esta tesis? La respuesta es René Descartes. En la pregunta 4 también se menciona que la condición humana está determinada por las relaciones sociales de producción, según Marx. La conciencia social depende de estas relaciones, y los hombres piensan de acuerdo a ellas.
Finalmente, llegamos a la pregunta número 8, que plantea si los seres humanos pueden diferenciarse de los animales. Carlos responde en clase de filosofía afirmando que no conoce ningún animal capaz de crear metáforas como las creadas por poetas como Dante Alighieri y William Shakespeare, para referirse a fenómenos de la realidad. Por lo tanto, Carlos argumenta que el ser humano se diferencia de los animales por su capacidad simbólica.
Esta respuesta se relaciona evidentemente con la concepción antropológica de aquel que afirmaba que el hombre era un animal simbólico. En este sentido, Descartes sostenía que el hombre es un compuesto de dos sustancias, res extensa y res cogitans. Aristóteles, por su parte, afirmaba que el hombre es un animal social y político, mientras que Marx sostenía que la conciencia social depende de las relaciones sociales de producción.
En resumen, hemos recorrido un apasionante y largo camino a través de la filosofía, desde Aristóteles en el siglo III antes de Cristo hasta el siglo XX, tratando de indagar quiénes somos, ya que esa es la pregunta fundamental de la filosofía. Mientras las ciencias nos explican cómo es el mundo, la filosofía nos ayuda a comprender qué somos nosotros. Como decía Sócrates, “conócete a ti mismo”. Hemos explorado varias teorías filosóficas, y ahora les toca a ustedes juzgar cuál consideran más correcta y válida. Si no encuentran ninguna respuesta satisfactoria, pueden desarrollar su propia definición del hombre.
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Filosofía S18 2017 II
Antropología Filosófica, Charles Taylor y Nancy Fraser
Abordaremos la semana número 18 titulada “Antropología Filosófica”. En esta semana, estudiaremos dos nuevos autores contemporáneos: Charles Taylor, filósofo canadiense, y Nancy Fraser, filósofa estadounidense. Ambos autores están vivos, lo cual demuestra que existen filósofos actuales.
Charles Taylor se enfoca en la filosofía del reconocimiento, argumentando que el tema del reconocimiento es fundamental en los debates de ética, filosofía política y antropología filosófica. Taylor menciona cuatro publicaciones relevantes sobre este tema: “El multiculturalismo y la política de reconocimiento” (1992), escrito por él mismo; “La filosofía o la lucha por el reconocimiento” (1992), de Axel Honneth; “Caminos del reconocimiento” (2005), de Paul Ricœur; y un debate entre Fraser y Joan Scott titulado “Redistribución o reconocimiento”.
Taylor sostiene que el reconocimiento es importante en la política actual debido a su relación con la identidad. Según él, nuestra identidad se moldea en parte por el reconocimiento o la falta de este. La imagen que tenemos de nosotros mismos depende fundamentalmente de cómo nos reconocen los demás. Esto se evidencia en casos como la lucha por los derechos civiles de los afroestadounidenses o las marchas “Ni Una Menos” en Perú, que exigen el reconocimiento de la mujer como igual al hombre.
Nancy Fraser critica la filosofía de Taylor desde lo que ella llama la “concepción bidimensional de la justicia”. Mientras Taylor se enfoca en el reconocimiento, Fraser argumenta que también es necesario abordar la redistribución económica. Según ella, el reconocimiento por sí solo no es suficiente, ya que también se requiere una distribución justa de la riqueza y los recursos. Fraser destaca que el reconocimiento puede tener desenlaces negativos, como el “falso reconocimiento”, que puede causar daños y opresión al presentar una imagen limitada o degradante de uno mismo.
En cuanto al origen del hombre, se plantean dos posturas filosóficas: el creacionismo y el naturalismo evolucionista. El creacionismo defiende que el hombre fue creado por Dios, mientras que el naturalismo evolucionista argumenta que el hombre ha evolucionado. Estas posturas están representadas, respectivamente, por filósofos como San Agustín y Santo Tomás en el caso del creacionismo, y Spencer y Marx en el caso del naturalismo evolucionista.
En relación a la definición del hombre, se plantea el debate sobre si es un animal racional y un animal social. Aristóteles defiende ambas afirmaciones, argumentando que el hombre es un ser racional y social. Por otro lado, Miguel cuestiona esta definición, sugiriendo que el hombre viviría mejor estando solo. Sin embargo, su postura no concuerda con la concepción aristotélica del hombre.
En cuanto al concepto de reconocimiento, se destaca su importancia en la filosofía contemporánea. Nancy Fraser señala que el reconocimiento proviene de la filosofía hegeliana y que los filósofos neohegelianos, como Taylor y ella misma, están revitalizando este concepto en las filosofías sociales normativas, enfocadas en la política de la diferencia.
En resumen, la antropología filosófica estudia al hombre y su origen, y el reconocimiento es un concepto fundamental en la filosofía contemporánea. Tanto Charles Taylor como Nancy Fraser plantean perspectivas complementarias sobre el reconocimiento, resaltando su importancia en la formación de la identidad y la necesidad de combinarlo con la redistribución económica. El debate entre el creacionismo y el naturalismo evolucionista también se aborda en relación al origen del hombre.