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Historia Semana 7 Pre San Marcos (UNMSM)

HISTORIA Semana N° 7

Caída de Roma e invasiones bárbaras

La caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras tuvieron un impacto significativo en la historia. En el año 27 a.C., Octavio Augusto se proclamó emperador, pero nadie podía prever que el vasto imperio que se formó sería devastado y aniquilado en su totalidad debido a sucesivas oleadas de pueblos bárbaros que habitaban en la frontera del imperio romano.

La extensión geográfica del imperio se convirtió en uno de sus puntos débiles y eventualmente condujo a su caída en el año 476 d.C. La implantación progresiva de los pueblos bárbaros rompió la unidad política imperial y permitió la aparición de nuevos estados territoriales.

En el siglo I d.C., en la frontera entre el Rin y el Danubio, vivían diversos grupos de pueblos bárbaros que no hablaban latín ni griego. Estos pueblos, principalmente tribus guerreras que se dedicaban a la agricultura y la ganadería, lideradas por jefes militares, se acercaron cada vez más a las fronteras del imperio. Durante un tiempo, las legiones romanas lograron controlarlos, pero la presión de otros pueblos del norte finalmente provocó su entrada al interior del imperio.

Estos grupos fueron reconocidos oficialmente como parte del imperio y se utilizaron como federados por el estado romano para disuadir otras posibles invasiones. Además, los emperadores reforzaron las murallas y las guarniciones en las fronteras. Hasta mediados del siglo IV, las incursiones bárbaras fueron reprimidas con dificultad, con las legiones romanas desplegándose constantemente en las fronteras para apoyar a las tropas.

Sin embargo, a partir del año 370, la entrada en escena de los hunos provenientes de Asia cambió la situación. Expulsados de China, los hunos avanzaron hacia el oeste, empujando a su vez a los pueblos germánicos ubicados entre el Danubio. Los visigodos fueron uno de los grupos que ingresaron al imperio y se establecieron en Grecia. En el año 378, vencieron al emperador Valente en la batalla de Adrianópolis.

En el año 395, el emperador Teodosio dividió el imperio entre sus dos hijos para facilitar su defensa: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente con capital en Constantinopla. A pesar de esto, los visigodos continuaron su incursión en el imperio en busca de tierras. Uno de sus líderes, Radagaiso, llegó a saquear Roma en el año 410 y finalmente se establecieron en la Galia.

Simultáneamente, grupos de vándalos, ostrogodos, francos y sajones también atravesaron el imperio y se establecieron en diferentes regiones. Para evitar un mayor descontrol y sucesivas invasiones, Roma firmó un pacto de alianza con los visigodos, convirtiéndolos en federados y aliados. A partir de ese momento, lucharon por la causa imperial.

En el año 451, tuvo lugar la batalla de los Campos Cataláunicos, donde los romanos y sus aliados se enfrentaron a los hunos. Fue la última gran batalla del imperio romano, en la que murieron alrededor de 40,000 combatientes. Aunque los romanos y sus aliados lograron la victoria, la suerte de Roma ya estaba sellada.

Aunque hubo intentos tímidos de recuperar las zonas ocupadas por los bárbaros, los emperadores se sucedieron con dificultad en el poder. El último emperador, Rómulo Augústulo, con solo 16 años, tuvo que enfrentar la invasión de Odoacro, quien se proclamó gobernador de Italia y envió las insignias imperiales a Constantinopla, poniendo fin al Imperio Romano de Occidente.

La mayoría de estos pueblos bárbaros admiraban la sociedad, la cultura y el arte romano, y fusionaron estos elementos con sus propias costumbres. Incluso adoptaron el latín como lenguaje, especialmente la élite guerrera germánica. Estos pueblos no buscaban destruir el imperio romano, sino que la necesidad de buscar tierras mejores y escapar de la presión de otros pueblos provocó una gran inestabilidad que contribuyó a la caída de Roma.

Imperio Carolingio

La Edad Media: Un período de transición y gestación de Europa

La Edad Media es un periodo a menudo malinterpretado. Se piensa que fue una época oscura, pero en realidad fue un momento de transición y gestación de la Europa moderna. Durante estos diez siglos, los pueblos bárbaros que ocuparon los territorios europeos dieron forma a los reinos que conocemos hoy en día, como España, Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña, los Países Bajos, Escandinavia, Austria y Hungría.

Los Francos, provenientes de la actual Alemania, destacaron entre los diversos pueblos bárbaros y se convirtieron en una referencia fundamental de la cultura occidental. Bajo el liderazgo de Clodoveo, el primer rey de los Francos, se extendieron por la antigua provincia romana de la Galia, actual Francia. Clodoveo también estableció una relación importante con la Iglesia al convertirse al cristianismo, lo cual influyó en la relación entre los reyes y la iglesia durante siglos.

El feudalismo fue una característica clave de la Edad Media. Los reyes dividían sus reinos entre sus hijos o príncipes, quienes construían castillos para proteger sus tierras. Los caballeros feudales prestaban servicio militar a cambio de tierras y construían sus propios castillos, convirtiéndose en la nobleza de espada. Los campesinos trabajaban en los feudos y dependían de sus señores para protección y dirección.

La sociedad medieval estaba estructurada en tres órdenes: los nobles caballeros, los monjes del clero y los campesinos. Estos grupos dependían unos de otros, y la vida giraba en torno a la lucha, la oración y el trabajo en la tierra. Los nobles obtenían sus riquezas del trabajo de los campesinos, quienes cultivaban la tierra para alimentar a los señores y producir excedentes para sus campañas militares.

Carlos Magno, hijo de Pipino el Breve, fue una figura destacada de la Edad Media. Expandió su imperio a través de conquistas militares y promovió la unificación religiosa y cultural en Europa. Aunque no tuvo educación formal, Carlos Magno valoraba el conocimiento y fundó escuelas en su imperio. Estas escuelas sentaron las bases para las universidades posteriores, como la Universidad de Bolonia en Italia y la Universidad de Oxford en Inglaterra.

La arquitectura también experimentó cambios significativos durante la Edad Media. Las iglesias románicas, oscuras y pesadas, evolucionaron hacia las catedrales góticas, con grandes ventanales y vidrieras coloridas. Estas catedrales representaban un avance arquitectónico y reflejaban un cambio en la mentalidad medieval, con una mayor conexión espiritual y una búsqueda de lo divino.

El legado de Carlos Magno fue efímero, y después de su muerte, su imperio se dividió y Europa volvió a enfrentarse a guerras e invasiones. Sin embargo, su visión de una Europa unificada y cultivada perdura como un anhelo en la actualidad.

En resumen, la Edad Media fue un periodo de transición en el que se gestó la Europa moderna. Los Francos, el feudalismo, Carlos Magno y su imperio, las universidades y las catedrales góticas son aspectos destacados de esta época. Aunque los logros de la Edad Media no perduraron, su legado sigue siendo relevante en la actualidad.

Imperio Bizantino

En la vasta historia de la humanidad, pocos lugares han tenido un impacto tan significativo como Constantinopla. Esta antigua ciudad fue el epicentro del comercio y la conexión entre Europa y Oriente durante siglos. Desde su fundación, el Imperio Bizantino, una continuación del antiguo Imperio Romano, encontró en esta ciudad una ubicación estratégica entre el Mar Negro y el Mar Mediterráneo, convirtiéndola en una puerta natural que conectaba Occidente con el mundo del Extremo Oriente.

En el siglo IV d.C., Constantino, emperador del Imperio Romano, tomó decisiones audaces al mudar la capital del imperio a un lugar seguro y estratégico. Fundó la Nueva Roma, que más tarde sería conocida como Constantinopla en su honor. Además, Constantino fue el primer emperador romano en adoptar la religión cristiana, permitiendo que muchos romanos practicaran libremente esta fe. Estas decisiones sentaron las bases para el surgimiento del poderoso Imperio Bizantino.

Constantinopla se convirtió en un centro de poder y riqueza, atrayendo rutas comerciales de todo el mundo. Las distancias entre Oriente y Occidente eran inmensas, y viajar era peligroso. Sin embargo, Constantinopla se convirtió en un gigantesco embudo donde convergían todas las mercancías, que luego se distribuían por toda Europa y el norte de África. Esta posición privilegiada permitió que aquellos que controlaban el comercio acumularan riquezas y ejercieran influencia.

El Imperio Bizantino prosperó durante más de mil años, alcanzando su apogeo bajo el reinado del emperador Justiniano el Grande en el siglo VI. Justiniano gobernó durante 38 años, y durante su mandato, aprovechó el comercio para financiar grandes obras y expansiones territoriales. Construyó una poderosa flota de guerra que protegía a los barcos mercantes del acecho de los piratas y conquistó vastos territorios, desde Italia y Grecia hasta partes de España, África y Egipto.

Además de sus logros militares y territoriales, Justiniano fue responsable de la construcción de obras maestras arquitectónicas, siendo la iglesia de Santa Sofía su legado más destacado. Esta majestuosa iglesia, con su imponente cúpula que parece flotar en el aire, simbolizaba la unión y el fortalecimiento del Imperio Bizantino bajo la religión cristiana.

Sin embargo, a pesar de su esplendor y poder, el Imperio Bizantino enfrentó numerosos desafíos. Las fronteras se debilitaron debido a las invasiones de los lombardos, los eslavos y las fuerzas islámicas. Guerras civiles, plagas y epidemias diezmaron a la población y debilitaron la solidez del imperio.

En el siglo XI, los turcos amenazaron con invadir el imperio desde el este, lo que llevó al emperador Alejo I a solicitar ayuda al papa de Roma. Esta petición de ayuda dio origen a las famosas cruzadas, una serie de guerras que duraron más de dos siglos y que tenían como objetivo inicial liberar Jerusalén de manos de los turcos. Sin embargo, las cruzadas también tuvieron un impacto en Constantinopla, ya que los nobles europeos, una vez cumplido su objetivo religioso, se lanzaron sobre la ciudad en busca de poder y riquezas. En 1204, Constantinopla fue saqueada por los cruzados y quedó bajo el control de Roma durante 60 años.

La caída de Constantinopla en 1453 marcó el fin de una era. El sultán turco Mohamed II conquistó la ciudad y la convirtió en la capital del Imperio Turco Otomano. Aunque el Imperio Bizantino dejó de existir, su legado perduró, y el mundo se vio impulsado a buscar nuevas rutas comerciales. Este fue el contexto en el que Cristóbal Colón, convencido de que el mundo era redondo, se embarcó en su famoso viaje hacia el oeste en busca de una nueva ruta hacia el este. Su descubrimiento de América abrió un nuevo capítulo en la historia de las civilizaciones y cambió para siempre la forma en que los continentes se conectaban y comerciaban entre sí.

Mahoma

El impactante desierto de arena de Arabia se extiende hasta el horizonte, intercalado con oasis, fuentes naturales de agua que dieron origen a las primeras tribus de la península. Estas tribus, compuestas por pastores y comerciantes, solían pelear y robarse entre sí. Sin embargo, un día una fuerza invisible y asombrosa emergió de las arenas del desierto: la fe en el islam.

El profeta Mahoma nació en La Meca en el año 570 d.C. Siendo un humilde hijo de un comerciante, Mahoma apreciaba a los peregrinos que visitaban la ciudad y disfrutaba de las historias de Abraham y Jesús. Un día, mientras meditaba en una cueva, Mahoma tuvo una aparición del Arcángel Gabriel, quien le transmitió los versos sagrados del Corán y lo designó como profeta de alá, el único Dios.

Mahoma tuvo éxito en difundir sus enseñanzas entre los árabes, quienes comenzaron a creer en un único Dios y a rechazar la adoración de ídolos. Sin embargo, esto provocó la hostilidad de los jefes tribales locales, y Mahoma y sus seguidores fueron amenazados y perseguidos. En el año 622, Mahoma se vio obligado a huir hacia la ciudad de Medina en un evento conocido como la Égira, que marca el inicio del calendario islámico.

El islam, cuya misión es someterse a la voluntad de Dios, se basa en el Corán, un libro sagrado dictado por el Arcángel Gabriel a Mahoma. Mahoma instó a sus seguidores a difundir la fe en todas partes, y aquellos que murieran luchando en nombre de alá tendrían la entrada asegurada al paraíso. Esta fe se volvió fuerte y poderosa, y en el año 630, Mahoma lideró un ejército para conquistar La Meca, convirtiéndola en el centro sagrado del islam.

Después de la muerte de Mahoma en 632, el mundo árabe se unificó bajo el islam y se embarcó en la conquista de extensos territorios, formando un vasto imperio que se extendía desde España hasta la India en menos de 100 años.

El gran Imperio islámico estaba gobernado por los califas, considerados los vicarios de Dios. Surgieron mezquitas y bazares en las ciudades, y se desarrolló una cultura refinada que absorbió y reelaboró las virtudes de diferentes regiones. El estilo árabesco, caracterizado por figuras geométricas y ausencia de representaciones humanas, se utilizó para decorar templos y palacios, y su influencia se extendió a través del intercambio de conocimientos con los españoles y portugueses.

Los árabes también realizaron importantes contribuciones en campos como las matemáticas, la química, la física y la astronomía. Desarrollaron el álgebra y establecieron un sistema de numeración posicional que se utiliza en todo el mundo.

La influencia del islam se reflejó en obras literarias como “Las mil y una noches”, una colección de cuentos fantásticos que encantaron a las audiencias con historias de princesas, genios y aventuras. Estas historias se extendieron por los países influenciados por el islam, como Arabia, Persia, Egipto, India y China.

A lo largo de los siglos, el Imperio islámico se desmembró, pero su influencia perdura. La historia del islam demuestra el poder de la fe para unificar, crear riqueza y dejar un legado cultural duradero. Aún hoy, millones de musulmanes rezan y peregrinan, mostrando que la llama de su fe permanece encendida.

El Islam

El Islam es una organización política y religiosa que se desarrolló en el Medio Oriente, el norte de África y llegó incluso a Europa. Se desarrolló entre los siglos VII y XV después de Cristo, abarcando desde la Península Arábiga hasta España y Persia. El Islam es una organización religiosa, cultural y política que tuvo un gran impacto en la historia de la región.

El Islam tuvo su origen en el año 610 cuando Mahoma comenzó a predicar. Mahoma nació en la Península Arábiga y se destacó por su capacidad de oratoria y convencimiento. Según cuenta la historia, el ángel Gabriel se le apareció y le reveló la palabra de Alá, que es como Mahoma conocía a Dios. A partir de ese momento, Mahoma asumió el papel de profeta y comenzó a difundir la palabra de Alá.

Mahoma enfrentó animadversión por parte de los líderes políticos de otras religiones en la región, lo que puso en peligro su vida. En el año 622, Mahoma huyó de La Meca hacia Medina, marcando un evento clave en la historia del Islam conocido como la Hégira. A partir de ese momento, Mahoma inició la guerra santa y logró derrotar a La Meca, estableciendo el califato.

El Islam no solo es una religión, sino también una organización política y social. A lo largo de los siglos, Mahoma y sus sucesores impulsaron el Islam, convirtiéndolo en un imperio territorial que abarcaba gran parte del mundo mediterráneo de la época.

Además de su origen y desarrollo histórico, es importante conocer los principios del Islam. Estos principios incluyen el ayuno durante el Ramadán y la limosna. El Islam también ha dejado importantes contribuciones en campos como la arquitectura, la medicina, las matemáticas y la filosofía.

En arquitectura, el Islam desarrolló formas arquitectónicas características, como los minaretes y las mezquitas. En medicina, se asoció con el desarrollo de la farmacopea, tratando enfermedades mediante ungüentos y jarabes a base de plantas y sustancias. En matemáticas, los árabes llevaron el álgebra y el número cero, inventados en la India, al mundo mediterráneo.

En filosofía, importantes pensadores como Averroes y Avicena interpretaron la filosofía aristotélica en el marco del Islam y la difundieron en el Mediterráneo. Estas contribuciones culturales y religiosas de los árabes tuvieron un impacto significativo en la historia posterior del mundo occidental.

El Islam es una entidad compleja que ha influido en diversos aspectos de la historia, desde su origen en el siglo VII hasta su expansión como imperio territorial. Sus principios, contribuciones culturales y religiosas han dejado una huella duradera en el mundo mediterráneo y han influido en el desarrollo posterior de la arquitectura, la medicina, las matemáticas y la filosofía.

El Feudalismo

El feudalismo en Europa fue un sistema político, social y económico que se desarrolló entre los siglos IX y XIII. Este sistema estaba estrechamente relacionado con la propiedad de la tierra y se caracterizaba por el poder que radicaba en los señores feudales y su control sobre extensas propiedades llamadas feudos. Los campesinos, conocidos como siervos, trabajaban en estas tierras y dependían de los señores feudales para su protección.

El feudalismo surgió debido a varias causas. En primer lugar, la desintegración del Imperio Carolingio en el año 843 condujo a una fragmentación del poder político en unidades más pequeñas, en manos de los antiguos señores del imperio. Además, el clima de inseguridad generado por la invasión de bárbaros, como los vikingos, creó un ambiente de inestabilidad y dependencia.

La sociedad feudal estaba compuesta por diferentes elementos. El señor feudal, como hombre libre y propietario del feudo, tenía el derecho de cobrar impuestos y hacer la guerra, pero también tenía la obligación de proteger a los habitantes de su feudo, incluyendo a los siervos. El vasallo, también un hombre libre y noble, estaba sujeto a una relación de dependencia con su señor feudal. Esta relación, conocida como vasallaje, implicaba reciprocidad, donde el señor protegía al vasallo y este último le debía fidelidad.

Los siervos, a diferencia de los hombres libres, estaban ligados a la tierra y dependían de su señor feudal. No tenían libertad y se caracterizaban por su falta de autonomía. Esta relación entre señores y siervos se conocía como servidumbre y representaba una relación entre diferentes clases sociales.

En el contexto feudal, existían conceptos y prácticas importantes como la investidura y el homenaje. La investidura era la actividad que permitía a un vasallo recibir su feudo y ser reconocido como tal, mientras que el homenaje establecía la cooperación, ayuda y fidelidad militar y política del vasallo hacia su señor feudal.

La sociedad feudal también se organizaba según los roles religiosos y laborales. Los bellatores se encargaban de la guerra y la política, los oratores se dedicaban a la religión y la comunicación con Dios, y los laboratores eran los trabajadores que garantizaban la subsistencia a través de su trabajo.

La estabilidad de la sociedad feudal se basaba en el cumplimiento y respeto de este orden social, considerado establecido por Dios. La traición era considerada una falta grave en esta sociedad y la obediencia a estas estructuras era fundamental para mantener el equilibrio social.

En cuanto a la economía feudal, se caracterizaba por una baja productividad y dependía en gran medida del trabajo humano, especialmente de los siervos dedicados a la agricultura. La agricultura medieval enfrentaba retos como la rotación de cultivos y la producción de tierras, lo que generaba una economía limitada. El comercio también estaba restringido y controlado por los señores feudales, lo que resultaba en altos costos y limitado acceso a las clases bajas.

En resumen, el feudalismo fue un sistema complejo que se desarrolló en Europa entre los siglos IX y XIII. Estaba basado en la propiedad de la tierra y las relaciones de dependencia entre señores feudales y siervos. La sociedad feudal se organizaba en torno a la estructura de poder y las responsabilidades religiosas y laborales. La economía feudal era de baja productividad y el comercio estaba limitado y controlado por los señores feudales. Estos aspectos son fundamentales para comprender la historia del feudalismo.

Las Cruzadas

Las Cruzadas fueron una serie de expediciones militares que tuvieron como objetivo principal liberar Tierra Santa del control musulmán y restituir la autoridad apostólica romana en la región mencionada en la Biblia. Las expediciones se llevaron a cabo en el siglo XI, en respuesta a la expansión de los turcos selyúcidas en el territorio y su conquista de Bagdad, Alepo, Armenia y finalmente Jerusalén.

Estas conquistas musulmanas trajeron consigo una campaña de intolerancia religiosa hacia los cristianos y alarmantes noticias de peregrinos asaltados y torturados. Ante el avance implacable del enemigo, el Imperio Bizantino no tuvo más remedio que solicitar ayuda a los cristianos de Occidente, a pesar del reciente cisma entre las iglesias Católica y Ortodoxa en el año 1054.

En el año 1095, el Papa Urbano II convocó el Concilio de Clermont en Francia, donde se proclamó la Primera Cruzada. Esta cruzada, también conocida como la Cruzada de los Príncipes, fue liderada principalmente por cruzados franceses. Se llevó a cabo entre 1096 y 1099, y concluyó con la victoria de los cristianos y la recuperación de Jerusalén bajo el gobierno de Godofredo de Bouillón.

Después de la Primera Cruzada, hubo varios intentos posteriores de recuperar Tierra Santa. La Segunda Cruzada tuvo lugar entre 1147 y 1149, pero los musulmanes lograron la victoria. La Tercera Cruzada, que ocurrió entre 1187 y 1192, fue liderada por figuras como Saladino y Ricardo Corazón de León. Aunque los cristianos obtuvieron algunos éxitos parciales, no lograron reconquistar Jerusalén.

La Cuarta Cruzada, que tuvo lugar entre 1202 y 1204, se desvió de su objetivo original y terminó con el saqueo de Constantinopla por parte de los cruzados. Esta cruzada se conoce como la “cruzada torcida”. Hubo otras cruzadas posteriores, como la Quinta, Sexta y Séptima Cruzada, pero todas fueron en gran medida ineficaces en términos de lograr sus objetivos.

Es importante mencionar que también existieron otras campañas militares y guerras que se consideraron cruzadas, como la Cruzada Albigense y las Cruzadas Bálticas. Además, durante la Reconquista española contra los musulmanes, el Papado concedió bulas de cruzada en momentos clave, como en la Batalla de las Navas de Tolosa y en la toma de Granada.

En el contexto de las Cruzadas, también se crearon diversas órdenes militares cristianas, como la Orden de los Caballeros Templarios, cuyo objetivo era proteger a los peregrinos y participar militarmente en las contiendas.

Las Cruzadas tuvieron diversas motivaciones, incluyendo intereses económicos, como el control comercial de las rutas hacia Oriente, y consideraciones geoestratégicas, como el afianzamiento del poder político del Papado y la recuperación del control sobre la Iglesia Bizantina. Además, las Cruzadas ofrecían oportunidades para aquellos sin herencia o de clases humildes que buscaban hacer fortuna en tierras extranjeras.

En cuanto a las repercusiones de las Cruzadas en Occidente, se consolidó la autoridad del Papado sobre el mundo cristiano y se impulsaron los intercambios comerciales, lo que favoreció el crecimiento de las ciudades mercantiles, como Venecia.

En resumen, las Cruzadas fueron una serie de expediciones militares llevadas a cabo con el objetivo de liberar Tierra Santa del control musulmán y restituir la autoridad apostólica romana en la región. Aunque hubo algunos éxitos parciales, en general las Cruzadas no lograron alcanzar sus objetivos y tuvieron repercusiones tanto políticas como económicas en Occidente.

Renacimiento urbano-comercial de Europa y la Gran depresión medieval

El Renacimiento Urbano Comercial se desarrolla entre los siglos 11 y 13, mientras que la Gran Depresión tiene lugar principalmente en el siglo 14.

Durante el Renacimiento Urbano Comercial, Europa experimenta una serie de cambios que generan un aumento en la productividad económica, el crecimiento demográfico y la calidad de vida. Uno de los cambios clave es la reactivación del comercio entre Europa y Oriente, donde las ciudades italianas desempeñan un papel fundamental. Además, en el norte de Europa, el comercio a través del Mar del Norte y el Mar Báltico conecta ciudades como Ámsterdam y Brujas con otras en la costa actual de Rusia, Suecia y Noruega. Esta reactivación del comercio implica que las ciudades europeas estén generando una gran cantidad de mercancías.

Otro factor importante para el Renacimiento Urbano Comercial es la introducción de innovaciones en el campo de la agricultura, especialmente a partir del siglo 13. Se implementan cambios en la tecnología del arado, donde el caballo reemplaza al buey, lo que aumenta la eficiencia en el arado y, por lo tanto, eleva la producción agrícola. Además, se divide la tierra en tres sectores, lo que amplía la cantidad de tierra dedicada al cultivo. Estos avances en la agricultura permiten un mayor comercio, un crecimiento de la población, el desarrollo de las ciudades y un aumento en la producción artesanal y gremial.

Sin embargo, en el siglo 14, la situación cambia drásticamente y se desarrolla la Gran Depresión. Se producen conflictos políticos en Europa, y además, se observa un cambio climático con inviernos más fríos. Esto conduce a la pérdida de cosechas y a la escasez de alimentos, debilitando la población. Además, se desconoce la causa exacta, pero a través del comercio desde Asia y las rutas comerciales, llega la peste bubónica, conocida como la Peste Negra. Esta enfermedad se propaga rápidamente y causa una alta mortalidad en la población europea.

La combinación de los cambios climáticos, los conflictos internos y la llegada de la Peste Negra en el siglo 14 resulta en una depresión demográfica y económica en Europa. Esta fase de crisis afecta profundamente a la zona europea y solo se comenzará a recuperar en los siglos posteriores.

En resumen, el Renacimiento Urbano Comercial de Europa entre los siglos 11 y 13 trae consigo un aumento en el comercio, la productividad y la calidad de vida. Sin embargo, la Gran Depresión en el siglo 14, marcada por cambios climáticos, conflictos internos y la propagación de la Peste Negra, causa una crisis demográfica y económica en Europa. Estos dos temas están estrechamente relacionados y marcan cambios significativos en la historia europea.

Ejercicios de Historia semana 7

EJERCICIOS DE HISTORIA Semana N° 7 (Completo) Ciclo 2017 II

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