HISTORIA Semana N° 8
Contenidos:
ToggleEl nacimiento del Estado Moderno
El Estado Moderno surgió entre los siglos XV y XVI como resultado de una serie de cambios políticos y sociales en Europa. Durante este período, los reyes europeos aprovecharon la crisis del feudalismo para centralizar su poder y dominio sobre sus tierras. Este proceso se llevó a cabo mediante acuerdos con los señores feudales o mediante conquistas territoriales.
Los reyes recibieron apoyo de la emergente burguesía, que deseaba liberarse de la autoridad de los señores feudales y romper su condición de vasallos. Esta alianza entre los reyes y la burguesía marcó el comienzo de la consolidación del poder centralizado.
El mapa político europeo, antes fragmentado y cambiante, experimentó una transformación significativa. El número de reinos independientes comenzó a disminuir, y las fronteras se consolidaron. Esto fue resultado de la ascensión de monarcas que tenían una conciencia nacional y que comprendieron su mandato de manera diferente a sus predecesores.
Algunos de los monarcas destacados de esta época fueron Luis XI y Francisco I en Francia, los reyes católicos en España, el emperador Carlos V y su hijo Felipe II, Enrique VII y Enrique VIII en Inglaterra, Cristian I de Dinamarca, Casimiro IV de Polonia, Matías Corvino en Hungría e Iván III en Rusia. Estos monarcas fueron los artífices de la aparición de los primeros estados con características modernas.
Estos reyes gobernaban de manera efectiva para mantener su poder y posición, y aquellos que no lograban resistir desaparecían. Esto llevó al establecimiento de un nuevo sistema de gobierno que marcó la vida política europea durante los siguientes tres siglos. Este sistema, conocido como el Antiguo Régimen, era autoritario y se caracterizaba por la existencia de clases privilegiadas (clero y nobleza) y clases no privilegiadas (burguesía y pueblo llano).
Antes de la aparición del Estado Moderno, Europa experimentó una crisis importante al final de la Edad Media, con hambrunas y la devastación causada por la peste negra, que redujo drásticamente la población. Además, los desequilibrios económicos y la desestabilización de las relaciones feudales contribuyeron a esta crisis. Sin embargo, a partir del siglo XV, los efectos de esta crisis comenzaron a disminuir y Europa experimentó cierta recuperación.
Uno de los eventos significativos que marca el inicio de la Edad Moderna es la conquista de Constantinopla por parte de los turcos en 1453, lo que puso fin al Imperio Romano de Oriente. Esta conquista llevó a un intercambio cultural importante, ya que los eruditos de Constantinopla que hablaban griego buscaron refugio en Europa, especialmente en Florencia. Trajeron consigo el conocimiento de los clásicos griegos y romanos, lo que provocó un redescubrimiento de la literatura y el pensamiento clásico.
Este redescubrimiento de los clásicos tuvo un impacto profundo en la mentalidad europea. Durante la Edad Media, los europeos estaban enfocados principalmente en la vida después de la muerte y vivían temerosos de Dios. Sin embargo, a lo largo de la Edad Moderna, hubo un cambio en esta mentalidad. Se empezaron a valorar los placeres terrenales y se adoptó un enfoque más centrado en el ser humano, conocido como antropocentrismo. El Humanismo surgió como una reacción a la educación escolástica aristotélica medieval.
El Renacimiento, que tuvo su origen en Italia, fue una ruptura con la mentalidad medieval y una vuelta a los valores de la cultura clásica. Se valoraba la belleza del cuerpo humano y se buscaba la excelencia en todas las áreas del conocimiento, incluyendo la ciencia, la filosofía y la política. La invención de la imprenta en el siglo XV fue crucial para la difusión de estas ideas y el avance del conocimiento.
La Revolución Científica también tuvo lugar durante la Edad Moderna y trajo consigo importantes avances en física, astronomía, biología, anatomía humana, química y medicina. Se cuestionaron las visiones medievales sobre la naturaleza y se sentaron las bases de la ciencia moderna. Científicos como Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Isaac Newton revolucionaron nuestra comprensión del universo y desafiaron las concepciones tradicionales, como el modelo geocéntrico.
El descubrimiento de América en 1492 por parte de Cristóbal Colón también tuvo un impacto significativo en la Edad Moderna. Este encuentro entre dos mundos separados durante mucho tiempo llevó a la colonización de América por parte de los europeos, principalmente en busca de riquezas y en nombre de la fe católica. La conquista de los imperios azteca e inca por parte de los españoles tuvo un impacto devastador en las poblaciones indígenas debido a la introducción de enfermedades y la explotación de recursos.
La colonización de América también resultó en un intercambio cultural y económico importante. Las riquezas de América, como el oro, la plata y los productos agrícolas desconocidos en Europa, tuvieron un impacto significativo en la economía europea. La burguesía comercial y financiera se benefició del mercantilismo y de la expansión europea posterior a los descubrimientos.
Durante la Edad Moderna, se produjo una transición del feudalismo al capitalismo, y se estableció un nuevo sistema económico. Las primeras bolsas de valores, como la de Ámsterdam y la de Londres, surgieron como centros de comercio y finanzas. El mercantilismo y la expansión comercial llevaron al crecimiento de la burguesía y al fortalecimiento del Estado Moderno.
La Reforma Protestante, liderada por figuras como Martín Lutero, también tuvo un impacto importante en la Edad Moderna. La crítica a la corrupción y los abusos de la Iglesia Católica, así como las diferencias teológicas, llevaron a un cisma religioso en Europa. La Reforma desencadenó guerras de religión y dio lugar a la creación de diferentes confesiones protestantes, además de la contrarreforma por parte de la Iglesia Católica.
El Estado Moderno de la Edad Moderna poseía identidad y estaba estructurado de manera autoritaria. El poder estaba centralizado, y se estableció un orden político que garantizaba la paz interna y favorecía el progreso económico. El Renacimiento, la Revolución Científica, el descubrimiento de América y la Reforma Protestante fueron las palancas de cambio que activaron la Edad Moderna y transformaron la sociedad, la cultura y la política europea.
Humanismo, Renacimiento y Reforma Protestante
Los orígenes de la Edad Moderna se caracterizan por cambios culturales, artísticos y religiosos, como el surgimiento del humanismo renacentista y la reforma religiosa. Estos cambios políticos y culturales marcaron la transición de la Edad Media a la Edad Moderna.
El humanismo fue una corriente intelectual que representó un cambio radical respecto a la mentalidad y las corrientes culturales de la Edad Media. Surgió en las regiones más prósperas de Europa, especialmente en Italia y luego en lugares como Flandes, propagándose por todo el continente entre los siglos XV y XVI. El concepto de humanismo en la Edad Moderna se centraba en el antropocentrismo, es decir, en la valoración del ser humano como centro de la expresión intelectual y artística, en contraposición al teocentrismo medieval en el que Dios y la religión ocupaban el centro de la vida de las personas.
Este cambio cultural también se reflejó en el arte, con la recuperación de la cultura clásica de Grecia y Roma, lo que relegó al arte medieval. El humanismo impulsó un nuevo enfoque artístico y una vuelta a los saberes clásicos. Además, se destacó por el uso del método científico para explicar la realidad, relegando las creencias religiosas y promoviendo el estudio, la investigación y el análisis crítico.
La invención de la imprenta en el siglo XV, por parte de Johannes Gutenberg, fue fundamental para la difusión de las ideas humanistas. Esta nueva tecnología permitió la producción masiva de libros, acelerando la propagación del conocimiento en Europa.
El humanismo también tuvo un impacto en el desarrollo de innovaciones científicas y artísticas, conocidas como Renacimiento. Durante esta época, los humanistas lograron un extraordinario avance científico y técnico que sentó las bases para la ciencia moderna. Figuras destacadas como Leonardo da Vinci, con sus estudios anatómicos, y Nicolás Copérnico, con su teoría heliocéntrica, influyeron en el estudio del ser humano y en la comprensión de la naturaleza.
El Renacimiento supuso un cambio radical en el arte, alejándose de los estilos medievales, como el gótico, y centrando su atención en la figura humana. Los artistas renacentistas predominaron la representación de la figura humana sobre escenas religiosas. El Renacimiento también se caracterizó por el mecenazgo de artistas por parte de reyes, papas, nobles y burgueses ricos, lo que impulsó la producción artística y su reconocimiento social.
Además de los cambios artísticos y culturales, en la Edad Moderna se produjo una reforma religiosa. El humanismo, al promover una actitud crítica hacia la Iglesia, sentó las bases para la aparición de movimientos reformistas. Martín Lutero, un monje agustino, fue uno de los principales impulsores de la reforma religiosa en Europa. Sus 95 tesis, publicadas en 1517, denunciaban las irregularidades de la Iglesia y dieron origen al luteranismo, una nueva corriente cristiana que se extendió por toda Alemania y tuvo un impacto significativo en otros reformadores y pensadores, generando diversas religiones protestantes en Europa y en el resto del mundo.
Además del luteranismo, surgieron otros movimientos reformistas, como el calvinismo y el anglicanismo. El calvinismo, impulsado por Juan Calvino, fue una corriente protestante radical que influyó en Suiza y Holanda. Por otro lado, el anglicanismo surgió en Inglaterra bajo el reinado de Enrique VIII, quien rompió con la Iglesia católica debido a motivos personales y fundó la Iglesia anglicana. Estos movimientos reformistas generaron conflictos y guerras en el siglo XVI, y tuvieron un impacto tanto religioso como político en los reinos europeos.
Ante la propagación de los movimientos protestantes, la Iglesia católica respondió con la Contrarreforma, un movimiento de renovación que se inició en el Concilio de Trento a mediados del siglo XVI. La Contrarreforma buscó reafirmar la doctrina cristiana, fortalecer el poder del Papa y disciplinar el clero. Además, se implementaron medidas como la Inquisición y se llevaron a cabo guerras religiosas hasta el siglo XVII con el objetivo de detener el avance del protestantismo y fortalecer la confianza de los católicos en todo el mundo.
En resumen, los cambios culturales, artísticos y religiosos de la Edad Moderna se vieron reflejados en el surgimiento del humanismo renacentista, la reforma religiosa y el desarrollo de la Contrarreforma. Estos cambios transformaron la mentalidad de las personas, el arte, la ciencia y la religión, marcando un punto de inflexión en la historia europea y sentando las bases para el desarrollo de la ciencia moderna y la diversidad religiosa en Europa y el mundo.
Contrarreforma
La Contrarreforma Católica fue una respuesta de la Iglesia Católica al avance del protestantismo durante el siglo XVI y más adelante. Surgió como resultado de la Reforma Protestante, que provocó la división de la Iglesia Católica, un clima de intolerancia y la difusión de la Biblia en otros idiomas. La Contrarreforma fue un conjunto de medidas implementadas por la Iglesia Católica para frenar el movimiento protestante en Europa y otras partes del mundo.
Una de las primeras medidas tomadas fue la convocatoria del Concilio de Trento, que se llevó a cabo en la ciudad italiana del mismo nombre. Durante varios años, los representantes más importantes de la Iglesia Católica de Europa se reunieron en este concilio y acordaron una serie de decisiones cruciales para el futuro de la iglesia. Una de ellas fue la reafirmación de la supremacía del papa como autoridad de la cristiandad, que había sido cuestionada por los protestantes. Además, se estableció que la interpretación oficial de la Biblia correspondía a la Iglesia Católica, frenando así la idea protestante de que cualquier fiel podía interpretarla a su manera. También se reafirmaron los siete sacramentos en lugar de los dos que sostenían los protestantes.
La Iglesia Católica adoptó medidas más activas para frenar el avance del protestantismo. Una de ellas fue la rehabilitación del Tribunal del Santo Oficio o Tribunal de la Inquisición. Este tribunal tenía como objetivo juzgar y perseguir las herejías, es decir, las prácticas o ideas que cuestionaban los principios fundamentales de la Iglesia Católica. Aquellos acusados de plantear ideas contrarias a la iglesia, como afirmar que Cristo era humano y no divino, eran convocados al tribunal. Inicialmente se les pedía que se retractaran, pero si no lo hacían, eran sometidos a torturas y, en caso de no encontrar un culpable, eran condenados al auto de fe, que implicaba la muerte pública mediante la quema en una hoguera. El Tribunal del Santo Oficio se convirtió en un instrumento de fuerza para detener el avance del movimiento protestante en Europa.
Otra medida importante fue el surgimiento de la Compañía de Jesús, una nueva orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola en el siglo XVI. Los miembros de esta orden estaban directamente vinculados al papa y se convirtieron en una orden militante muy activa en las décadas y siglos siguientes. Los jesuitas realizaron tareas evangelizadoras en lugares distantes a los que otras órdenes religiosas europeas no llegaban, como África, China y América. Incluso fueron a lugares apartados en América, como el altiplano, el Paraguay y el extremo sur de Chile, para evangelizar a los indígenas en sus propias lenguas. Los jesuitas se esforzaron por aprender las lenguas locales y escribieron catecismos en lenguas aborígenes, convirtiéndose en un brazo importante del proceso de reforma dentro de la Iglesia Católica.
Otra acción relevante fue la publicación del famoso Index, que era una lista de libros prohibidos por la Iglesia Católica debido a su contenido herético, es decir, por cuestionar las enseñanzas de la Iglesia. Muchos libros de la nueva ciencia de la época fueron prohibidos y tuvieron que circular clandestinamente en Europa.
En resumen, la Contrarreforma Católica fue una respuesta sistemática de la Iglesia Católica desde el siglo XVI para defenderse del avance del protestantismo en Europa y otras partes del mundo. Esto ocurrió en un momento en el que Europa estaba explorando, colonizando y ocupando otros continentes.
Expansión europea siglos XV- XVII
La expansión europea en los siglos XV y XVI fue un proceso histórico de gran importancia que marcó tanto a Europa como al mundo en general. Durante esta época, los europeos llevaron a cabo viajes de exploración y ocupación hacia otros continentes, inaugurando así una nueva era de descubrimientos y contactos culturales. Los primeros intentos de expansión se dirigieron hacia la parte más extrema de África, con el objetivo de llegar al Lejano Oriente, una región vital para el comercio de especias y sedas.
Las principales causas que impulsaron a los europeos a emprender estos viajes fueron la toma de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453 y la consecuente interrupción del comercio europeo en esa zona. Esto generó la necesidad de buscar rutas alternativas y motivó el interés por explorar las costas africanas y llegar al Lejano Oriente. Además, los avances tecnológicos en navegación, como la introducción de instrumentos como el astrolabio, la brújula y la carabela, permitieron viajes a mayores distancias y en aguas más profundas.
Portugal fue uno de los primeros países en embarcarse en la exploración de las costas africanas, seguido por España. Bartolomé Díaz llegó al Cabo de Buena Esperanza en 1488, y Vasco de Gama alcanzó la India en 1497-1498. Pedro Álvares Cabral, navegante portugués, se desvió de su ruta hacia Brasil en 1500. Por su parte, Cristóbal Colón, patrocinado por la Corona española, llegó a las Antillas en 1492, marcando el descubrimiento de América. Magallanes y Elcano llevaron a cabo la primera circunnavegación del mundo entre 1519 y 1521.
Estos viajes de exploración tuvieron importantes consecuencias a nivel cultural, tecnológico, biológico, social, político y económico. Desde el punto de vista cultural, la civilización europea se expandió hacia otros continentes, difundiendo tradiciones, idiomas y religiones. Las lenguas europeas, como el inglés, el español y el portugués, se convirtieron en idiomas dominantes en muchas regiones. La religión católica también se difundió ampliamente.
El intercambio tecnológico y biológico fue otro resultado significativo de estos viajes. Europa introdujo nuevas tecnologías, animales y plantas en otros continentes, mientras que también adoptó innovaciones y especies provenientes de esas regiones. Por ejemplo, la papa y el maíz se difundieron en Europa desde América. Este intercambio tuvo un impacto duradero en la agricultura y la alimentación.
En el plano social, se produjo la consolidación de la burguesía comercial europea, especialmente en ciudades como Lisboa, Sevilla y Cádiz. Además, se dio el proceso de mestizaje, principalmente en América, donde las poblaciones europeas se mezclaron con las poblaciones indígenas, generando una nueva identidad mestiza.
Políticamente, se formaron los primeros imperios ultramarinos, como el español y el portugués, que establecieron colonias en diversas partes del mundo. Esto condujo a conflictos entre las naciones europeas por el control de los territorios y el comercio. El océano Atlántico se convirtió en la principal vía del comercio mundial, reemplazando al Mediterráneo.
Finalmente, se implementó el monopolio comercial como una estrategia para mantener el control de las rutas comerciales y proteger los intereses de los imperios. Sin embargo, esta política fue desafiada por otras naciones europeas, como Inglaterra, Francia y los Países Bajos, que también buscaban su participación en el comercio global.
En resumen, la expansión europea de los siglos XV y XVI tuvo consecuencias significativas en diversos aspectos. Culturalmente, se difundieron tradiciones, idiomas y religiones europeas. Tecnológicamente, se produjo un intercambio de conocimientos y especies. Socialmente, se originaron mestizajes y cambios demográficos. Políticamente, surgieron imperios y conflictos entre naciones. Económicamente, el comercio mundial se desplazó hacia el océano Atlántico y se estableció el monopolio comercial. Estos eventos marcaron el inicio de una nueva era en la historia mundial.
Expansión comercial europea a América
La expansión comercial europea en América entre 1492 y 1508 marcó los siglos XV y XVI con descubrimientos geográficos y cambios sociales que tuvieron un gran impacto en el proceso de expansión comercial. Desde el punto de vista social, Europa experimentó el declive del feudalismo y el auge del comercio, la expansión agrícola y la formación de ciudades, lo que contribuyó a la recuperación demográfica y al renacimiento de la vida urbana. Además, surgió una nueva y poderosa clase social conocida como la burguesía, compuesta por comerciantes, mercaderes y prestamistas, cuya alianza con las monarquías redujo el poder de los señores feudales, la aristocracia y la iglesia, dando lugar a la aparición de los estados nacionales.
En el ámbito político, se fortalecieron los estados nacionales bajo el gobierno de monarquías autoritarias y centralizadas, que posteriormente evolucionaron hacia el absolutismo monárquico en el siglo XVI. Esta centralización del poder fue una de las causas de la expansión comercial europea, ya que cada rey buscaba enriquecer el tesoro de su país mediante la expansión territorial.
Desde el punto de vista económico, Europa experimentó una expansión agrícola y un fortalecimiento del capitalismo comercial. Este sistema económico se basaba en acumular capitales o bienes que se invertían para obtener ganancias, utilizando mano de obra libre asalariada. Los primeros capitales acumulados fueron oro, plata y otros recursos destinados a la construcción de barcos para mejorar y ampliar el comercio. Estos avances en navegación llevaron a los europeos a adquirir grandes conocimientos en materia de navegación y a buscar nuevos territorios en busca de materias primas y mercados.
En el ámbito cultural, se produjo la época del Renacimiento, que comenzó en Italia en el siglo XV y trajo consigo una nueva concepción del ser humano y su relación con el mundo. Este movimiento, conocido como humanismo, estimuló la curiosidad por explorar el mundo y fomentó la creatividad, la aventura y la ambición. Fueron estos hombres y mujeres los que hicieron posibles las grandes exploraciones marítimas.
La búsqueda de una nueva ruta a Oriente fue uno de los aspectos clave en este proceso. Desde la antigüedad, los productos de lujo, como las especias y los textiles, llegaban a Europa desde el Lejano Oriente. La toma de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453 interrumpió esta ruta comercial, lo que motivó a muchos países europeos a buscar sus propias rutas comerciales. El cierre de esta ruta, junto con el impulso a la navegación y el desarrollo de la economía marítima, permitieron el perfeccionamiento de inventos clave, como la brújula, la imprenta, el astrolabio y el sextante, que contribuyeron a la explotación de nuevas rutas y fortalecieron el capitalismo comercial.
España y Portugal se destacaron en esta expansión ultramarina debido a su favorable situación geográfica, su experiencia marítima, su estabilidad política y su espíritu de cruzada. Portugal logró establecer una nueva ruta comercial que bordeaba la costa de África y llegaba hasta Asia, destacándose navegantes como Bartolomé Díaz y Vasco da Gama. Por su parte, España experimentó la invasión árabe en su territorio entre los siglos VII y XI, lo que impulsó el avance comercial y cultural. La alianza entre los reinos de Aragón y Castilla, conocidos como los Reyes Católicos, en 1479, marcó un hito importante y llevó a la expulsión de los musulmanes de Granada en 1492.
La expansión europea en América tuvo diversas repercusiones sociales, económicas, políticas y culturales. En lo social, se inició la explotación de los pueblos indígenas y la importación de esclavos africanos. En lo económico, los avances en navegación y comercio contribuyeron a la formación de imperios coloniales y al fortalecimiento del capitalismo comercial y el mercantilismo. En lo político, se fortalecieron las monarquías y las instituciones políticas europeas en América. Desde el punto de vista cultural, se impuso la lengua, la religión, el arte y las costumbres europeas en las colonias americanas. Además, hubo importantes avances científicos, como la superación de la idea de que la tierra era plana y el desarrollo de la navegación y la geografía.